Dicen que en tiempos de crisis aumenta la venta de barras de labios rojas. Y creo que soy una de las mujeres en las que piensan cuando dicen esto, aunque también me gustan las nude, las fucsias, las rosas, los burdeos… Desde luego no se puede negar que los labiales sea en el formato que sea levantan cualquier look y pueden resultar relativamente baratos. Con el tiempo y el ensayo-error me voy dando cuenta de que prefiero las barras de labios a los gloss, los bálsamos y las barras permanentes. Los gloss tienen un brillo muy bonito y son fáciles de aplicar, pero no suelen ser cubrientes, y cuando lo son suelen parecerme poco elegantes. Los bálsamos tienen una textura agradable y fácil aplicación también, pero apenas aportan color y no son realmente para ir bien maquillada. Y los permanentes no son para mí; necesito sentir que llevo los labios hidratados y ¡me encanta reaplicar el labial!
Yo soy bastante infiel en esto de los cosméticos. Me gusta probar cosas nuevas y siempre voy a la busca de ese producto mágico-imprescindible-definitivo que repito sin temor de estar perdiéndome algo con otro. Así que hay pocos con los que haya repetido, porque con tanta oferta ¡es tan fácil picar! Pero hay un labial con el que acabo de volver a caer no una sino dos veces: el Rouge Caresse de L’Oreal. Es un labial con un precio muy arregladito (por 8’75 euros lo conseguí el otro día) no muy cubriente aunque lo suficiente para que se vea que vas arreglada. Tiene una gama de colores muy ponibles y el packaging (o sea la presentación) es bastante lujosa para ser de gama media. Pero lo mejor, lo que me enamoró, es esa aplicación taaan suave que hace que te apetezca estar un rato repasando la barra. Deja un resultado sorprendentemente natural con un ligero brillo satinado; vas pintada pero mona, guapa en una palabra. Lo que queremos todas ¿no?
Tengo dos colores, uno en la gama de nudes con subtono malva y otro rojo que es de los pocos rojos que se pueden poner en cualquier ocasión. Me gustan mucho los nudes (“desnudos”) porque siempre quedan elegantes y son más adecuados si te pones unos ojos marcados. Lo que pasa es que yo tengo los labios con una carnación muy clarina, por lo que si me pongo un color muy claro enseguida parece que no llevo nada. Este labial tiene un tono entre rosado, beige y malva pero sin subtono azul que queda precioso.
La otra barra que compré, y es la que volví a comprar porque la tengo gastadísima, es un rojo que las que os gusta el maquillaje discreto adoraréis; se ve rojo-rojo pero hay que aplicarlo para comprobar que se transforma en un color muy bonito, sólo llamativo porque te sube el color de toda la cara, centra el foco de atención en los labios, aunque no tanto como para que deban ser el único punto de atención.
Ahora voy a centrarme en usar y abusar de todo el repertorio que tengo en casa, que es lo más fácil y bonito que se puede hacer en tiempos de crisis y de frío invierno para levantar la moral, pero no descarto comprarme más barras de labios Rouge Caresse. En las fotos veréis que el formato que tienen, con la sección redondeada de la barra, facilita bastante la aplicación. Es verdad: se puede aplicar en cualquier sitio, de pie, sin espejo, y por supuesto sin pincel ni perfilador (perfilador no por favor, está out)
Hay pocas cosas que nos den tanto por muy poco, las barras de labios que nos animan y nos hacen sentir guapas. Aprovechaos.
Miss Helen
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